Desahucio
Una serie fotográfica de OLMO CALVO que ha ganado el Premio Internacional de fotografía humanitaria que concede Médicos del Mundo.
En el enlace de eldiario.es, la serie completa galardonada.
¿Qué hacemos con la comida?
EL FUNESTO CAMINO DE LA GRANJA AL CONTENEDOR
En España,
7,7 millones de toneladas de alimentos —163 kilos por persona, de media— que
podrían haberse consumido, o a los que se pudo haber dado otro uso, acaban en
la basura cada año. Son productos que se desechan a causa de los malos hábitos
de consumo, los altos estándares de calidad de las empresas —que rechazan los
que no cumplen sus cánones estéticos— o la mala planificación de comercios y
ciudadanos. Una realidad escandalosa que se hace aún más aberrante a medida que
aumentan los estragos causados por la crisis: el 27% de la
población se encuentra en riesgo de pobreza. El Gobierno busca
ponerle coto ahora a este problema con una estrategia para concienciar del
valor de los alimentos, y estudia cambiar la normativa para que aquellos
productos que vayan a desecharse se reutilicen o se donen.
Su objetivo
es, además, analizar las reglas con las que las empresas hacen sus cribas antes
de que el producto llegue al consumidor. Patrones que llevan a rechazar
alimentos perfectamente buenos solo por criterios estéticos. Estándares
“excesivamente estrictos”, según el experto británico Tristram Stuart, profesor
de Historia Medioambiental en la Universidad de Sussex. Stuart pone varios
ejemplos: kilos de tomates que se consideran demasiado pequeños para la venta,
manojos de zanahorias retorcidas y algo rajadas... Alimentos que nadie
garantiza que no terminen en los contenedores. Algo que las autoridades
tratarán de evitar. También que aquellos productos cuya fecha de consumo
preferente vaya a pasar —siguen siendo seguros pero no conservan todo su sabor,
color o aroma— se reintroduzcan en el ciclo alimentario de alguna forma y no se
destruyan sin más.
El diputado
de Compromis-Equo Joan Baldoví propuso hace poco una iniciativa parlamentaria
para frenar el desperdicio. En ella se incluían medidas coercitivas para
aquellos que despilfarrasen con prácticas como la de eliminar los excedentes.
Sin embargo, a pesar de la contradicción que supone que el Gobierno prepare
ahora su propia estrategia, su propuesta fue rechazada por el PP. Baldoví
pretendía aplicar el principio de “quien contamina paga” para frenar unos
residuos que tienen un elevado coste medioambiental y social.
Porque el
problema se produce a lo largo de toda la cadena. Desde el campo o la granja
hasta la mesa. Pero uno de los principales problemas, reconoce Fernando Burgaz,
director general de Industria Alimentaria, es que no se tiene información
exacta de cuánto ni de todos los factores que influyen en esta práctica. “Se
revisarán las normas de calidad, se tendrán en cuenta los tipos y la tecnología
de envasado, si las fechas de caducidad y consumo preferente son las correctas,
los tiempos de distribución, los hábitos de consumo. Todo eso cuenta en el
despilfarro de alimentos”, explica Burgaz.
Los datos de
la Comisión Europea sitúan a España como el sexto país de la UE que más
despilfarra. Por delante están Alemania, Holanda, Francia, Polonia e Italia. En
toda Europa tiran a la basura 89 millones de toneladas de alimentos. Una cifra
que el Parlamento Europeo ha instado a reducir. En Reino Unido, Holanda o
Irlanda ya han iniciado programas para hacerlo. Sobre todo, con campañas de
sensibilización para consumidores y distribuidores.
En España,
el ministerio de Miguel Arias Cañete ha firmado un convenio con la Federación
Española de Bancos de Alimentos y la Asociación Multisectorial de Fabricantes y
Distribuidores (AECOC), al que se han adherido más de 100 empresas, para frenar
el desperdicio. Las compañías se comprometen a reducir ese despilfarro siendo
más eficientes en la producción, reduciendo los tiempos de distribución y
planificando mejor sus producciones para evitar que las mercancías se acumulen,
cuenta el secretario general de AECOC, José María Bonmatí.
“Tenemos que
optimizar y reducir el desperdicio casi a cero. Es una cuestión social, pero
también medioambiental”, afirma Bonmatí, que reconoce que hay margen de mejora.
“Muchas veces, por ejemplo, la propia dinámica comercial hace que las fechas de
retirada sean anteriores a las del fin de la vida útil de los productos.
También hay que vigilar el transporte y la logística. Hay que hacer una
planificación correcta”, apunta el responsable de AECOC, que explica que,
dentro del acuerdo con Agricultura, las empresas se comprometen a aprovechar al
máximo los excedentes que se generen. Sea elaborando otro tipo de productos
—alimentación animal, cosméticos— o redistribuyéndolos.
Una de las
formas de darles uso es donarlos a organizaciones o bancos de alimentos. Ya se
hace en algunos casos con excedentes de frutas y verduras. También, explica
Tomás Fuertes, presidente de ElPozo Alimentación —una de las compañías
firmantes del acuerdo—, con otros productos cuyo envase, por ejemplo, se ha
deteriorado. “Nosotros cada día hacemos una revisión de todos los productos que
se van a expedir y aquellos que tienen cualquier defecto de etiquetado o de
presentación, como una arruga, pero que son productos perfectamente óptimos
para el consumo, se donan a las distintas ONG e instituciones con las que
colaboramos”, apunta.
Los que no
se donan son aquellos productos cuya fecha de consumo preferente acaba de pasar
o está cerca. Algo “incomprensible”, según los responsables de las
organizaciones que tienen programas de ayuda para alimentación a personas en
riesgo de exclusión. “Son alimentos que son sanos e inocuos, pero que quizá no
estén tan frescos. Se podrían donar perfectamente”, apunta José Antonio Busto
Villa, director general de los Bancos de Alimentos, entidades que el año pasado
dieron de comer a dos millones de personas en España. A Carlos Susías,
presidente en España de la Red Europea contra la Pobreza, la idea no le parece
mal, pero avisa: “Tienen que ser alimentos buenos y seguros. No deben ser
alimentos de desecho para personas consideradas de desecho”. La estrategia,
dicen los expertos, podría ayudar algo a paliar los recortes sociales y la
reducción de fondos que la UE planea para esos programas en los próximos
presupuestos —propone una
partida de 2.500 millones de euros para gastar de 2014 a 2020, pero
no todos los países apoyan la modesta cifra—. “Reducir el despilfarro es bueno,
pero no soluciona el problema. El Gobierno debe centrarse en mejorar las
condiciones de acceso a los alimentos para todos los ciudadanos”, incide
Susías.
A Busto
Villa le satisface que Agricultura revise las condiciones de la donación, y
aspira a que se fomente la entrega de alimentos en buenas condiciones, pero
cuya fecha de consumo preferente ha pasado. Pero esa opción no convence a los
fabricantes. “Cualquier empresa que esté envasando su marca quiere que ese
producto responda a sus estándares de calidad. Vaya donde vaya. Y hay algunos
productos que van perdiendo condiciones organolépticas”, dice el responsable de
AECOC. Lo que harán los fabricantes, recalca, es revisar a fondo y más
habitualmente las fechas límite de sus productos. “Ahí se puede trabajar”,
opina.
Y es que ese
es otro de los posibles factores del desperdicio masivo. El tiempo de duración
de un alimento se vuelve a medir cuando cambia alguno de los ingredientes o su
envase. Sin embargo, expertos como Stuart, que ha liderado investigaciones
sobre desperdicio, creen que esas fechas límite son “demasiado prudentes”.
Las
autoridades españolas estudiarán, dentro de la estrategia de Agricultura, si
ese tiempo límite que la industria impone a sus alimentos es correcto. “Las
tecnologías de envasado han evolucionado, con lo que muchos productos pueden
tener más vida útil de la que tienen reconocida oficialmente”, apunta el
director general de Industria Alimentaria, que explica que también se tendrá en
cuenta si el tamaño de los envases se adapta a las necesidades de los
consumidores o promueve el desperdicio.
Esta, opina,
puede ser una de las claves. El 42% de los desechos alimentarios se produce en
los hogares, según estimaciones europeas. “Ahí se tira una parte importante de
productos. Sea porque la gente puede tender a acumular, porque no los conservan
bien o porque no tienen información suficiente de cómo hacerlo. También porque
la mayoría confunde la fecha de caducidad con la de consumo preferente”,
argumenta el responsable de los Bancos de Alimentos. Una opinión que comparte
Sánchez, de Facua. Ambos piden que se cree una regulación para que en los
envases conste una sola fecha, “la del último día que se puede consumir el
producto sin riesgo”, pide Busto Villa. “Además, las etiquetas deberían tener
información de qué propiedades pierde el producto a partir de una fecha”, dice
Sánchez.
Pero la
industria no tiene planes de cambiar el etiquetado, por el momento. Sin
embargo, el responsable de AECOC explica que las compañías iniciarán —junto a
Agricultura— una campaña de información al consumidor sobre las condiciones de
conservación y consumo. También participarán las superficies comerciales,
porque mercados, supermercados y tiendas generan el 5% de los desperdicios. No
parece una cifra muy alta, pero aún así son muchos los productos acaban en el
contenedor.
¿Qué se hace
para evitarlo? Beatriz García Cabredo, directora de Responsabilidad Social
Corporativa de Makro, explica que una buena planificación es vital. También el
tratamiento del producto. “Se cuida la mercancía desde que llega para que no se
produzcan roturas y se trata de conservar bien la cadena de frío en los
productos frescos para que no se estropeen”, dice. Aun así, reconoce, hay
alimentos que ya no se pueden vender y que se donan: latas golpeadas, productos
que ya no son vistosos y que los restaurantes no querrán, alimentos cuya fecha
va a vencer ¿Y aquellos cuya fecha ha vencido? “Esos se destruyen. Pero
intentamos que no pase”, dice Cabredo.
Antes de
llegar a la tienda también se desperdicia. Las empresas productoras generan el
39% de los desechos. Y es que a veces las normas por las que se rige la
comercialización de productos frescos —verduras, hortalizas— impiden la venta
de los que tienen alguna imperfección o no tienen el tamaño adecuado. Por
ejemplo, una patata de la variedad nueva que tenga un brote de más de tres
milímetros no se puede vender. “No pasa la criba de la empresa que las lava y
las envasa y puede que acabe en la basura. Las empresas creen que el consumidor
no querrá esos productos un poco imperfectos o temen que meterlos en el mercado
baje el precio”, apunta Diego Juste, de la Unión de Pequeños Agricultores y
Ganaderos (UPA). Ellos son el primer eslabón de la cadena y también originan
desperdicios.
“Se intenta
derivar los excedentes a la industria para fabricación de derivados. Se dona lo
que se puede. Se busca tirar lo menos posible”, dice. Pero, como denuncia la
Organización de Naciones Unidas para Agricultura (FAO), a veces a las empresas
les resulta más caro reutilizar el producto —fabricando otra cosa o donándolo—
que tirarlo. La distribución de la mercancía a los bancos de alimentos cuesta,
y además debe ser ágil.
M.R. SAHUQUILLO, El País, 9/XII/12
Ni caso
SEVERA CONMINACIÓN DE UN CIUDADANO DEL MUNDO
Matáos
pero dejad tranquilo
a ese niño que duerme en una cuna.
Si vuestra rabia es
fuego que devora tal cielo
y en vuestras
almohadas crecen las pistolas:
destruiros
aniquilaros ensangrentad
con ojos desgarrados
los acumulados cementerios
que bajo la luna de
tantas cosas callan
pero dejad tranquilo
al campesino
que cante en la
mañana
el azul nutritivo de
los soles.
Invadid con vuestro
traqueteo
los talleres los
navíos las universidades
las oficinas
espectrales donde tanta gente languidece
triturad toda rosa
hollad al noble pensativo
preparad las bombas
de fósforo y las nupcias del agua con la muerte
que han de aplastar a
las dulces muchachas paseantes
en esta misma hora
que sonríe
por una desconocida
ciudad de provincias
pero dejad tranquilo
al joven estudiante
que lleva en su
corazón un estío secreto.
Inundad los
periódicos las radios los cines las tribunas
de entelequias
estructuras incompatibilidades
pero dejad tranquilo
al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en
aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo
deseáis
exterminaos vosotros:
los teorizantes de ambas cercas
que jamás asiréis un
fusil de bravura
pero dejad tranquilo a
ese hombre tan bueno y tan vulgar
que con su mujer
pasea en los económicos atardeceres.
Aplastaos pero
vosotros
los inquisitoriales
azuzadores de la matanza
los implacables
dogmáticos de estrechez mentecata
los monstruosos
depositarios de la enorme Gran Estafa
los opulentos
energúmenos que en alza favorable de cotizaciones
preparáis la
trituración de los sueños modestos
bajo un hacha de
martirios inútiles.
Pisotead mi sepulcro
también
os lo permito
si así lo deseáis
inclusive y todo
aventad mis cenizas
gratuitamente
si consideráis que mi
voz de la calle no se acomoda a vuestros fines suculentos
pero dejad tranquilo
a ese niño que duerme en una cuna
al campesino que nos
suda la harina y el aceite
al joven estudiante
con su llave de oro
al obrero en su ocio
ganado fumándose un pitillo
y al hombre gris que
coge los tranvías
con su gabán roído a
las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus
madres para vivir con todos
y entre todos aspiran
a vivir tan sólo esto
y de ellos ha de
crecer
si surge
una raza de hombres
con puñales de amor inverosímil
hacia otras aventuras
más hermosas.
Miguel LABORDETA (1921 - 1969)
Una ausencia ya de dos años; dos años de recuerdo
UNO DE LOS NUESTROS
Fotografías de José Antonio Labordeta.
Canción: "Adamar" de María José Hernández con letra de Ángel Guinda.
Voces: José Antonio Labordeta y MªJ.Hernández.
"Adamar es amar mucho" (San Juan de la Cruz).
Fotografías de José Antonio Labordeta.
Canción: "Adamar" de María José Hernández con letra de Ángel Guinda.
Voces: José Antonio Labordeta y MªJ.Hernández.
"Adamar es amar mucho" (San Juan de la Cruz).
Un experimento
El EXPERIMENTO GRAN REZADOR
Un divertido caso de
estudio; si es que no es totalmente patético, es el Experimento del Gran
Rezador: ¿Ayuda a recuperar a los pacientes la plegaria que se reza por ellos?
Las plegarias son comúnmente rezadas a favor de personas enfermas, tanto en
privado, como en lugares formales de oración. El primo de Darwin; Francis
Galton, fue el primero en analizar científicamente, si rezar por las personas
era eficaz. Él notó que cada domingo, en iglesias por toda Inglaterra,
congregaciones completas rezaban públicamente por la salud de la familia real.
¿No deberían ellos; en consecuencia, ser inusualmente saludables, en
comparación con el resto de nosotros, por quienes rezan solamente nuestros
seres queridos más cercanos?
Galton se ocupó de
eso; y no encontró ninguna diferencia estadística. Su intención, podría, en
cualquier caso, haber sido satírica, como cuando él rezó en diferentes parcelas
de tierra escogidas al azar para ver si las plantas crecían más rápido (ellas
no lo hicieron).
Más recientemente, el
físico Russell Stannard (uno de los tres bien conocidos científicos religiosos
de Gran Bretaña) ha lanzado su peso sobre una iniciativa; financiada -por
supuesto- por la Fundación Templeton, para someter a prueba experimentalmente,
la proposición de que rezar por los pacientes enfermos mejora su salud.
Tales experimentos;
si son hechos apropiadamente, tienen que ser doblemente ciegos, y este estándar
fue estrictamente observado. Los pacientes fueron asignados; estrictamente al
azar, a un grupo experimental (rezaron por ellos); o a un grupo de control (no
rezaron por ellos). No se le permitió, ni a los pacientes, ni a los doctores u
otros cuidadores de la salud, ni a los experimentadores, saber cuáles pacientes
estaban recibiendo rezos ni cuáles no. Los que hicieron los rezos
experimentales tenían que conocer los nombres de los individuos por los cuales
estaban rezando; de otra forma, ¿qué sentido tendría rezar por ellos a
diferencia de por cualquier otro? Pero se tuvo cuidado de decirle a ellos sólo
su nombre y la letra inicial de su apellido. Aparentemente eso era suficiente
para capacitar a Dios para que escogiese la correcta cama de hospital.
La mismísima idea de
llevar a cabo tales experimentos está abierta a una generosa medida de
ridículo, y el proyecto debidamente la recibió. Hasta donde yo se, Bob Newhart no
hizo un dibujo sobre esto, pero puedo oír su voz con toda claridad:
¿Qué fue lo que dijiste Señor? ¿Qué no puedes curarme porque soy un miembro
del grupo de control?… Ahhh…ya veo, las plegarias de mi tía no son suficientes.
Pero Señor; el Sr. Evans de la cama en la puerta de al lado… ¿Qué dices Señor?
¿Qué el Sr. Evans recibió mil plegarias por día? Pero Señor, el Sr. Evans no
conoce a mil personas…Ahhhh…ellas se referían a él simplemente como Jonh E…
Pero Señor… ¿Cómo sabías tú que ellas no se referían a John Ellsworthy?…
Ahhhh…está bien, tú usaste tu conocimiento infinito para averiguar lo que
significaba Jonh E… Pero Señor…
Valientemente,
ignorando todas las burlas, el equipo de investigadores cerró filas, para
gastar 2,4 millones de dólares del dinero de Templeton, bajo el liderazgo del
Dr. Herbert Benson, un cardiólogo del Instituto Mente / Cuerpo, ubicado cerca
de Boston. El Dr. Benson fue citado antes en un comunicado de prensa de la
Fundación Templeton, como: “creyendo que
la evidencia sobre la eficacia de la plegaria intercediente en ambientes
médicos está creciendo”. Confiadamente; entonces, la investigación estaba
en buenas manos, improbable de ser echada a perder por vibraciones escépticas.
El Dr. Benson y su equipo, monitorizaron a mil ochocientos dos (1.802)
pacientes en seis hospitales, todos los cuales recibieron cirugía coronaria de bypass.
Los pacientes fueron divididos en tres grupos. El grupo Uno recibió rezos sin
saberlo. El grupo Dos (el grupo de control) no recibió rezos y sin saberlo. El
grupo Tres recibió rezos y lo sabía. La comparación entre los grupos Uno y Dos
examina la eficacia de la plegarias intercedientes. El grupo Tres examina los
posibles efectos psicosomáticos de saber que están rezando por uno.
Los rezos fueron
hechos por las congregaciones de tres iglesias; una en Minnesota, una en
Massachusetts, y una en Missouri; todas distantes de los tres hospitales. A los
individuos que rezaban; como fue explicado, les fue dado sólo el nombre y la
primera letra del apellido de cada paciente por el que debían rezar. Es una
buena práctica experimental estandarizar tan lejos como sea posible; y a ellos,
en consecuencia, se les dijo que incluyeran en sus plegarias, la frase: “por una exitosa cirugía con una rápida y
saludable recuperación sin complicaciones”.
Los resultados;
publicados en la revista científica American Heart Journal de abril de
2006, fueron claros. No existió diferencia entre aquellos pacientes por quienes
se rezó de los que no recibieron rezos. ¡Qué sorpresa! Existió una diferencia
entre aquellos que sabían que se estaba rezando por ellos y los que no sabían
si se estaba rezando o no por ellos; pero hacia la dirección equivocada:
Aquellos que sabían que eran beneficiarios de los rezos, sufrieron
significativamente más complicaciones que aquellos que no sabían que se estaba
rezando por ellos. ¿Estaba Dios infligiendo un poco de castigo para mostrar su
desaprobación de la totalidad de tan excéntrica empresa? Parece más probable
que aquellos pacientes que sabían que se estaba rezando por ellos sufrieron
como consecuencia de un estrés adicional: “ansiedad de desempeño”, como dijeron
los experimentadores. El Dr. Charles Bethea, uno de los investigadores, dijo: “Puede haberles producido incertidumbre, al
hacerles pensar: ¿Estoy tan enfermo que ellos tuvieron que llamar a un equipo
de rezadores?”
En la litigante
sociedad de hoy, ¿Es esperar demasiado, que aquellos pacientes que sufrieron de
complicaciones del corazón; como consecuencia de saber que se estaba rezando
experimentalmente por ellos, armen una demanda judicial contra la Fundación
Templeton?
No sería ninguna
sorpresa que los teólogos se opusiesen a este estudio; quizás ansiosos sobre su
capacidad para poner a la religión en ridículo. El teólogo de Oxford; Richard
Swinburne escribiendo; después que el estudio fracasó, lo objetó en base a que
Dios responde a las plegarias sólo si ellas son ofrecidas por buenas razones.
Rezar por alguien en
vez de por alguien más; simplemente por el lance de los dados en el diseño de
un experimento doblemente ciego, no constituye una buena razón. Dios se daría
cuenta de ello. Ese; de hecho, fue el punto de la sátira de Bob Newhart; y Swineburne
tiene razón en hacerlo también. No es la primera vez que él trata de justificar
el sufrimiento en un mundo gobernado por Dios:
Mi sufrimiento me proporciona la oportunidad para demostrar coraje y
paciencia. Éste le proporciona a usted una oportunidad para demostrar
consideración y para ayudar a aliviar mi sufrimiento. Y le proporciona a la
sociedad la oportunidad de escoger si invertir un montón de dinero en tratar de
hallar una cura para este o aquel tipo particular de sufrimiento…Aunque un buen
Dios siente pena por nuestro sufrimiento, la mayor de sus preocupaciones es
seguramente que cada uno de nosotros muestre paciencia, consideración y
generosidad y; de paso, obtenga un carácter santo. Algunas personas necesitan
urgentemente enfermarse por su propio bien; y algunas personas necesitan
urgentemente enfermarse para proporcionarle a otros importantes opciones. Sólo
de esa manera pueden algunas personas ser estimuladas a considerar seriamente
las opciones sobre el tipo de persona que ellas deben ser. Para otras personas,
la enfermedad no es tan valiosa.
Esta grotesca pieza
de razonamiento, tan condenadamente típica de la mente teológica, me recuerda
una ocasión cuando estaba en un panel televisivo con Swinburne, y también con
nuestro colega de Oxford; el Profesor Peter Atkins. En un momento, Swineburne
intentó justificar el Holocausto basándose en que le daba a los judíos una
maravillosa oportunidad para ser valientes y nobles. Peter Atkins gruñó
espléndidamente: “púdrase en el infierno”
Otra pieza típica de razonamiento teológico ocurre más adelante en el artículo
de Swineburne. Él correctamente sugiere que si Dios quisiese demostrar su
propia existencia hallaría mejores formas de hacerlo que parcializando
ligeramente las estadísticas de los grupos experimentales de pacientes
coronarios versus los grupos de control. Si Dios existiera y quisiese
convencernos a nosotros de ello, él podría llenar al mundo de “super-milagros.
Pero luego Swineburne
deja caer su joya: “De todas formas,
existe un montón de evidencia de la existencia de Dios, y demasiada de ella
puede que no sea bueno para nosotros”. ¡Demasiada puede que no sea bueno
para nosotros! Léalo de nuevo. Demasiada evidencia puede que no sea bueno
para nosotros. Richard Swineburne es el recientemente retirado titular de
la más prestigiosa cátedra de teología de Gran Bretaña, y es un miembro de la
Academia Británica. Si es un teólogo lo que usted quiere, ellos no vienen más
distinguidos. Quizás usted no quiera un teólogo.
Swineburne no fue el
único teólogo en no reconocer el estudio; después que éste fracasó. Al
Reverendo Raymond J. Lawrence le fue concedida una generosa tajada de espacio
de opinión editorial en The New York Times para explicar porqué los
líderes religiosos responsables “respirarán aliviados” al saber que no pudo
hallarse evidencia de que la plegaria intercediente tuviese efecto alguno.
¿Hubiese cantado él
una tonada diferente si el estudio de Benson hubiese tenido éxito en demostrar
el poder de la plegaria? Quizás no, pero usted puede tener la certeza de que
bastantes otros pastores y teólogos si lo hubiesen hecho.
La pieza del
Reverendo Lawrence es principalmente memorable debido a la siguiente
revelación: “Recientemente, un colega me
contó sobre una devota y bien educada mujer, que acusó a un doctor de mala
praxis médica en el tratamiento de su esposo. Durante los días en que su esposo
estuvo moribundo; ella acusó que el doctor había fracasado en rezar por él”.
Otros teólogos se
unieron a los escépticos inspirados por NOMA al contender que estudiar a la
plegaria en esta forma es un desperdicio de dinero, porque las influencias
sobrenaturales están por definición fuera del alcance de la ciencia. Pero como
reconoció correctamente la Fundación Templeton, cuando financió el estudio, el supuesto
poder intercesor de la plegaria; está, por lo menos en principio, dentro del
alcance de la ciencia. Un experimento doblemente ciego podía ser hecho; y se
hizo. Pudo haber tenido un resultado positivo. Y si hubiese sido así…¿Puede
usted imaginar siquiera a un solo apologista religioso rechazando ese resultado
positivo en base a que la investigación científica no es competente en asuntos
religiosos? Por supuesto que no.
No es necesario
decir, que los resultados negativos del experimento no sacudirán a los
creyentes. Bob Barth, el director espiritual del ministerio de la plegaria de
Missouri, quien suministró algunos de los rezadores experimentales, dijo: “Una persona de fe diría que el estudio es
interesante, pero nosotros hemos estado rezando por un largo tiempo, y hemos
visto funcionar a la plegaria; nosotros sabemos que funciona, y la
investigación sobre la plegaria y la espiritualidad, apenas está comenzando”.
Sí; nosotros sabemos por nuestra fe que la plegaria funciona; así que si la
evidencia fracasa en demostrarlo, nosotros cerraremos filas hasta que
finalmente obtengamos los resultados que queremos.
R. DAWKINS, El espejismo de Dios
Una historia ...
para pensar.
Porque pensar será peligroso, sí; pero es necesario, imprescindible, o casi, en ocasiones.
Porque pensar será peligroso, sí; pero es necesario, imprescindible, o casi, en ocasiones.
¿El Poder lo puede todo?
El último artículo de Agustín GARCÍA CALVO (y si no el último, último; sí de los últimos publicados)
LO QUE EL PODER NO PUEDE
Cierto que, lo mismo en la Fe del antiguo Régimen del Todopoderoso (con un todo que no le quite de ser infinito, claro) que hoy día en los centros, calles y domicilios del Régimen actual, cuando se oye confesar que el Dinero lo puede todo, el Poder tiene que asegurar que sí, que lo puede todo: ¿cómo no va a creer el Poder que sí?, ¿cómo va a decir Él que no?: ¿qué Poder sería ése?
Me acuerdo ahora de que, el año pasado, después de las revueltas llamadas del 15-M, unos cuantos nos pasábamos las noches de verano, hasta ya por estas fechas, acudiendo a la Puerta del Sol con algún humilde aparato megafónico para llamar la atención de algunos de los muchos transeúntes y juntar así algo de asambleílla donde tratar cuestiones políticas vivas y del común.
Una de ellas era ésta de “A ver, imaginemos: ¿es posible, se puede vivir sin dinero?”. A lo cual, entre otras cosas, recuerdos y testimonios que surgían, uno que andaba por allí, no tan joven, se adelantaba a preguntar con un tris de sorna: -¿No sería mejor que nos preguntáramos antes si se puede vivir con dinero?
A eso, algunos salíamos enseguida: -Aquí el amigo parece que quiere usar eso de vivir de otra manera que la corriente.
-Pues no sé: yo lo decía con el mismo sentido que se dice de los bichos y las yerbas y las otras cosas, y ésas no me negaréis que no viven con dinero. -No, ésas no. Salvo el caso de que sean tuyas.
-¿Mías? ¡Ja! Pero ésas ¿no ves ya que no son cosas? -Ah, ¿no? Pues ¿Qué son? -Dinero ¿no? Está claro.
- Lo que está claro es que quieres armarnos un lío con las palabras.
-Demasiado liosas están ellas de por sí: ¿no nos llamábais a desenredarlas? -Acaso; o al menos que no nos engañen tanto.
-¿Cómo?, por ejemplo. -Por ejemplo, así: el Poder, sea quien sea, ¿no es el que puede?
-Sí: el Alcalde, el Administrador, el Banco, el Padre de Familia, o Dios o la propia voluntad de uno, eso es el Poder, el que puede, ¿no?
-Y ¿Qué es lo que puede? -¿Cómo que qué?: pues eso: lo que pueda, más o menos, 3 semanas, 5 siglos…
-Pero no todo, lo que, al llegar a este ruedo, se oía. -Hombre, eso de todo… -A lo mejor se pasa de poder. -Es que si pudiera todo, no tendría ya nada que poder.
-¿Quién es la que se atreve a decir eso? -Nadie, una desconocida; no importa, y sigue.
-¿Vuelvo a preguntaros qué es lo que el Poder puede? -Pues lo que puede, ya está: ni más ni menos. O sea, lo que está mandado. Porque ya sabéis: los que mandan son los que obedecen, y, cuanto más obedecen, más mandan.
-Por eso será que el Poder no ha podido inventar un truco con más poder de engaño que el del régimen democrático.
-O sea el pueblo dominando al pueblo. -Como si el pueblo pudiera ser otra cosa que lo que sufre el Poder.
-Y ¿no será que viene usted aquí, para librarnos del Poder, a engañarnos con ilusiones y esperanzas? -No puedo: ese oficio está ya ocupado: es de lo que los políticos, financieros o padres os informan cada día, a cada momento, para que os creáis más y más que no hay más que eso: que el Poder lo puede todo.
-Ya. Así que usted ha descubierto que no es así y nos lo viene aquí a cantar.
-A ver, ¿Qué es lo que el Poder no puede? -Por lo pronto, lo que ya ha pasado: eso no puede hacer que suceda, ¿no? -Acaso. O acaso otra vez. -O muchas. -Pero eso ya no será lo mismo. -Y, si no es lo mismo, ya eso de otra vez será otra cosa
-Así que acabemos, compadre: ¿qué es lo que el Poder no puede? -Lo que es probable. -Ah. -Lo que no es futuro, ¿verdad? Ya entiendo: porque lo que ya es futuro, ya está hecho, ya se sabe, y no puede pasar.
-¿Eh? ¿Qué es eso? Pero las probabilidades, hombre, no son hechos, no se saben. -Pero se calculan, muchacho, como tú sabes, por el cálculo de probabilidades: ¿no es eso cosa real o del Régimen. -Es en eso en lo que el Poder está fundado. Las probabilidades, que el Poder sabe, son las muertes de las posibilidades que el Poder no sabe, maestro.
-Y entonces, ¿cuántas cosas hay que el Poder no pueda? ¿Muchas? -Pues ésas, ésas: como las que el Poder puede nunca son todas, éstas son (¿cómo decírtelo?) casi todas, hermanita.
-¡Ay, verano del 2011, si volvieras a reír como tú sabías! Porque, lo que es los que nos esperen…
A. GARCÍA CALVO, EL PAÏS, 4/IX/12
LO QUE EL PODER NO PUEDE
Cierto que, lo mismo en la Fe del antiguo Régimen del Todopoderoso (con un todo que no le quite de ser infinito, claro) que hoy día en los centros, calles y domicilios del Régimen actual, cuando se oye confesar que el Dinero lo puede todo, el Poder tiene que asegurar que sí, que lo puede todo: ¿cómo no va a creer el Poder que sí?, ¿cómo va a decir Él que no?: ¿qué Poder sería ése?
Me acuerdo ahora de que, el año pasado, después de las revueltas llamadas del 15-M, unos cuantos nos pasábamos las noches de verano, hasta ya por estas fechas, acudiendo a la Puerta del Sol con algún humilde aparato megafónico para llamar la atención de algunos de los muchos transeúntes y juntar así algo de asambleílla donde tratar cuestiones políticas vivas y del común.
Una de ellas era ésta de “A ver, imaginemos: ¿es posible, se puede vivir sin dinero?”. A lo cual, entre otras cosas, recuerdos y testimonios que surgían, uno que andaba por allí, no tan joven, se adelantaba a preguntar con un tris de sorna: -¿No sería mejor que nos preguntáramos antes si se puede vivir con dinero?
A eso, algunos salíamos enseguida: -Aquí el amigo parece que quiere usar eso de vivir de otra manera que la corriente.
-Pues no sé: yo lo decía con el mismo sentido que se dice de los bichos y las yerbas y las otras cosas, y ésas no me negaréis que no viven con dinero. -No, ésas no. Salvo el caso de que sean tuyas.
-¿Mías? ¡Ja! Pero ésas ¿no ves ya que no son cosas? -Ah, ¿no? Pues ¿Qué son? -Dinero ¿no? Está claro.
- Lo que está claro es que quieres armarnos un lío con las palabras.
-Demasiado liosas están ellas de por sí: ¿no nos llamábais a desenredarlas? -Acaso; o al menos que no nos engañen tanto.
-¿Cómo?, por ejemplo. -Por ejemplo, así: el Poder, sea quien sea, ¿no es el que puede?
-Sí: el Alcalde, el Administrador, el Banco, el Padre de Familia, o Dios o la propia voluntad de uno, eso es el Poder, el que puede, ¿no?
-Y ¿Qué es lo que puede? -¿Cómo que qué?: pues eso: lo que pueda, más o menos, 3 semanas, 5 siglos…
-Pero no todo, lo que, al llegar a este ruedo, se oía. -Hombre, eso de todo… -A lo mejor se pasa de poder. -Es que si pudiera todo, no tendría ya nada que poder.
-¿Quién es la que se atreve a decir eso? -Nadie, una desconocida; no importa, y sigue.
-¿Vuelvo a preguntaros qué es lo que el Poder puede? -Pues lo que puede, ya está: ni más ni menos. O sea, lo que está mandado. Porque ya sabéis: los que mandan son los que obedecen, y, cuanto más obedecen, más mandan.
-Por eso será que el Poder no ha podido inventar un truco con más poder de engaño que el del régimen democrático.
-O sea el pueblo dominando al pueblo. -Como si el pueblo pudiera ser otra cosa que lo que sufre el Poder.
-Y ¿no será que viene usted aquí, para librarnos del Poder, a engañarnos con ilusiones y esperanzas? -No puedo: ese oficio está ya ocupado: es de lo que los políticos, financieros o padres os informan cada día, a cada momento, para que os creáis más y más que no hay más que eso: que el Poder lo puede todo.
-Ya. Así que usted ha descubierto que no es así y nos lo viene aquí a cantar.
-A ver, ¿Qué es lo que el Poder no puede? -Por lo pronto, lo que ya ha pasado: eso no puede hacer que suceda, ¿no? -Acaso. O acaso otra vez. -O muchas. -Pero eso ya no será lo mismo. -Y, si no es lo mismo, ya eso de otra vez será otra cosa
-Así que acabemos, compadre: ¿qué es lo que el Poder no puede? -Lo que es probable. -Ah. -Lo que no es futuro, ¿verdad? Ya entiendo: porque lo que ya es futuro, ya está hecho, ya se sabe, y no puede pasar.
-¿Eh? ¿Qué es eso? Pero las probabilidades, hombre, no son hechos, no se saben. -Pero se calculan, muchacho, como tú sabes, por el cálculo de probabilidades: ¿no es eso cosa real o del Régimen. -Es en eso en lo que el Poder está fundado. Las probabilidades, que el Poder sabe, son las muertes de las posibilidades que el Poder no sabe, maestro.
-Y entonces, ¿cuántas cosas hay que el Poder no pueda? ¿Muchas? -Pues ésas, ésas: como las que el Poder puede nunca son todas, éstas son (¿cómo decírtelo?) casi todas, hermanita.
-¡Ay, verano del 2011, si volvieras a reír como tú sabías! Porque, lo que es los que nos esperen…
A. GARCÍA CALVO, EL PAÏS, 4/IX/12
El filósofo que nos recuerda el camino
La palabra griega filósofo (philosophós) se formó
en oposición a sophós. Se trata del amante del conocimiento, del saber, a
diferencia de aquel que estando en posesión del conocimiento se llamaba
sapiente o sabio. Este sentido de la palabra ha persistido hasta hoy: la busca
de la verdad, no la posesión de ella, es la esencia de la filosofía. (…)
Filosofía quiere decir, ir de camino. Sus preguntas son más esenciales que sus
respuestas, y toda respuesta se convierte en una nueva pregunta.
K. JASPERS, La filosofía
y un fragmento de documental, un AUTORRETRATO
K. JASPERS, La filosofía
Una muerte
Ha muerto el filósofo Agustín GARCÍA CALVO
El
escritor Agustín García Calvo, nacido en Zamora en 1926 y muerto este jueves en
su ciudad natal por una insuficiencia cardíaca. Autor de textos en muy diversos
géneros literarios, caracterizó su trayectoria como intelectual por la rebeldía
ante el poder establecido. Lo contrario a lo oficial marcó la forma de actuar
de García Calvo, autor de una obra que, además del ensayo, la poesía, la novela
y la traducción, abarca cientos de artículos y otras curiosidades, como el
Himno de la Comunidad de Madrid que le encargó el primer presidente de la
autonomía, Joaquín Leguina, por el precio simbólico de una peseta.
Se
doctoró en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca, donde ejerció como profesor de Latín, fue
catedrático de instituto y obtuvo también la cátedra de Filología Latina en la
Universidad de Sevilla. Muchos de sus trabajos los publicó en sus propias
editoriales, Lumia y Lucina, cuya sede estaba en la gran casa en la que vivía,
en el casco histórico de Zamora, en la Rúa de los Notarios.
En
1990, García Calvo recibió el primero de sus tres Premios Nacionales, el de
Ensayo, por su obra Hablando de lo que Habla:
Estudios de Lenguaje. Nueve años después le concedieron el de
Literatura Dramática por La baraja del Rey Don Pedro, y en 2006 el de
Traducción por el conjunto de su obra. Nunca fue amante de los reconocimientos
y, en una entrevista con Efe, explicó que aceptó estos tres por ser unos
galardones "muy pequeños, que tienen la ventaja" de que él no se
presente y "los jurados son muy grandes y variados y hay más
probabilidades de que entre ellos haya gente honesta".
Sus
obras más destacadas en el ámbito del pensamiento son Lecturas presocráticas,
Lecturas presocráticas II, Contra el tiempo y De Dios y Contra la Realidad,
aunque también escribió otras obras centradas en la poesía, artículos y
colaboraciones con los medios de comunicación. En relación con su obra teatral
habría que destacar Rey de una hora; Tres farsas trágicas y una
danza titánica; Pasión. Farsa trágica; La rana y el alacrán o Loco de Amor.
Fue
uno de los catedráticos perseguidos por el régimen franquista y, debido a las revueltas
estudiantiles de febrero de 1965, fue apartado de la cátedra.. En 1993
protagonizó uno de los episodios más polémicos y conocidos de su vida, al tener
que afrontar una sanción de Hacienda de 10,5 millones de pesetas por no haber
hecho nunca la declaración de la renta de las personas físicas y por no
declarar los ingresos de la subvención que empleó para restaurar el caserón que
poseía en Zamora. García Calvo difundió entonces anuncios en la prensa nacional
para pedir ayuda a "aquellos que pudieran ser usuarios de las cosas que
publico y tener algún agradecimiento". Ese mismo año, García Calvo pagó su
deuda con la Agencia Tributaria, después de negociar con un banco la
financiación de seis millones de pesetas, mientras el resto, cuatro millones y
medio, los consiguió a través de unas 200 donaciones particulares.
Una
de las últimas obras en las que participó indirectamente fue el documental
realizado por Basilio Martín Patino sobre el movimiento
de indignados del 15-M, y que utilizó el nombre de uno de sus
poemas, Libre te quiero,
para dar título a una cinta que se ha presentado en la sección Tiempo de
Historia de la última edición de la Seminci.
A
Agustín García Calvo nunca le gustaron los homenajes, ni propios ni ajenos,
algo que demostró en 1998, cuando se manifestó contrario a los homenajes que se
realizaban para conmemorar el centenario del nacimiento de Federico García
Lorca, porque significan "la sumisión de lo que puede haber de vivo en las
palabras". Ahora su legado queda reflejado precisamente en eso, en la
vitalidad que guarda su obra y su pensamiento, en la vitalidad de sus palabras.
PÚBLICO, 1/XI/12
Agustín García Calvo, la rebeldía contra lo oficial
AGUSTÍN GARCÍA CALVO, escritor español, poeta, filólogo, filósofo,
traductor, el tres veces Premio Nacional -Ensayo 1990, Literatura Dramática
1999 y Traducción al conjunto de su obra 2006-, además de letrista del
"Himno de la Comunidad de Madrid" y ex catedrático, nació el 15 de
octubre de 1926 en Zamora (Castilla y León).
La rebeldía contra lo oficial siempre ha caracterizado a este intelectual, que se doctoró en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca con la tesis "Prosodia y métrica antiguas" y fue catedrático de instituto y profesor de Latín en dicha Universidad, en la que ingresó como profesor adjunto en 1953. Posteriormente obtuvo la cátedra de Filología Latina en la Universidad de Sevilla, donde ejerció la docencia cinco años, hasta su traslado a la Universidad Complutense de Madrid, en 1964.
Fue uno de los tres catedráticos perseguidos por el régimen franquista, junto a Enrique Tierno Galván y José Luis López-Aranguren. Debido a las revueltas estudiantiles de febrero de 1965, en las que García Calvo participó en favor de la democracia, fue expulsado por decisión gubernativa y apartado de la cátedra.
En 1969 comenzó en París un exilio voluntario de siete años, durante los cuales compaginó literatura y docencia en las Universidades de Nanterre y Lille.
Tras la anulación, en 1976, de la sanción que pesaba en su contra desde 1965, García Calvo volvió a España, se reincorporó en la Complutense a la cátedra de Filología Latina, en la que permaneció hasta su jubilación (1992), y siguió su actividad en coloquios, conferencias, tertulias literarias, como las del Ateneo o el Círculo de Bellas Artes de Madrid, artículos de prensa y colaboraciones para el Teatro madrileño de La Abadía.
Defensor de la esencia del lenguaje popular y detractor del utilizado en los medios de comunicación, especialmente la televisión, como gramático ha hecho importantes aportaciones a la lingüística general, la prehistórica o indoeuropea, la grecolatina y la contemporánea. Expuso su teoría general del lenguaje en una trilogía: "Del lenguaje" (1983), "De la construcción (Del lenguaje II)", ambos libros editados en los años ochenta, y "Del aparato (Del lenguaje III)" (1999), así como en el volumen "Hablando de lo que habla: "Estudios de lenguaje", Premio Nacional de Ensayo de 1990. En 2009 publicó otra trilogía, "Elementos gramaticales", a modo de libro de texto para escolares.
Integró el Círculo Lingüístico de Madrid, junto con Rafael Sánchez Ferlosio y Carlos Piera. A finales de la década de los 80 y en los dos primeros años noventa impulsó el proyecto de la Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje entre, una apuesta educativa antisistema y multidisciplinar que combatía la manipulación de conciencias y en la que gramática, matemáticas y música iban de la mano, no separadas.
Con obras publicadas en diversas editoriales, incluida sus propias Lumia y Lucina, la producción literaria de García Calvo abarca la novela, el ensayo, el teatro y, sobre todo, la poesía. A este último género pertenecen los títulos "Sermón del ser y no ser" (1972), "Canciones y soliloquios" (1976), "Libro de conjuros" (1979), "Relatos de amor" (1980), "Valorio 42 veces" (1984) y "Ramo de romances y baladas" (1992).
Entre sus más conocidos ensayos figuran, aparte del reconocido, con el Premio Nacional, "Lalia" (1973), "¿Qué es el Estado?" (1977), "Lecturas presocráticas I y II" (1981 y1985), "Contra el tiempo" (1993), "De Dios" (1996) y "Contra la realidad" (1997).
Dentro de la narrativa destacan "Eso y ella, seis cuentos y una charla" (1987); "¿Qué coños?, cinco cuentos y una charla" (1990); y "Entre sus faldas. Tres cuentos y veintiséis mensajes electrónicos" (2000).
Es autor de obras teatrales como "Iliu Persis" (1976), "Ismena" (1980) y "La baraja del rey Don Pedro" (1999). Por esta última recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática en 1999.
Ha publicado artículos muy críticos con la sociedad actual, como "Contra la familia", "Contra la pareja", "Contra la paz", "Contra la democracia", "Análisis de la sociedad del bienestar", "Noticias desde abajo" o "Que no, que no".
Como traductor ha trabajado textos de Shakespeare ("Sueño de una noche de verano", "Macbeth" o "Edipo Rey") y otros del latín y el griego, como "Los carboneros", de Aristófanes, cuya versión fue llevada a escena en 1981.
La rebeldía contra lo oficial siempre ha caracterizado a este intelectual, que se doctoró en Filología Clásica por la Universidad de Salamanca con la tesis "Prosodia y métrica antiguas" y fue catedrático de instituto y profesor de Latín en dicha Universidad, en la que ingresó como profesor adjunto en 1953. Posteriormente obtuvo la cátedra de Filología Latina en la Universidad de Sevilla, donde ejerció la docencia cinco años, hasta su traslado a la Universidad Complutense de Madrid, en 1964.
Fue uno de los tres catedráticos perseguidos por el régimen franquista, junto a Enrique Tierno Galván y José Luis López-Aranguren. Debido a las revueltas estudiantiles de febrero de 1965, en las que García Calvo participó en favor de la democracia, fue expulsado por decisión gubernativa y apartado de la cátedra.
En 1969 comenzó en París un exilio voluntario de siete años, durante los cuales compaginó literatura y docencia en las Universidades de Nanterre y Lille.
Tras la anulación, en 1976, de la sanción que pesaba en su contra desde 1965, García Calvo volvió a España, se reincorporó en la Complutense a la cátedra de Filología Latina, en la que permaneció hasta su jubilación (1992), y siguió su actividad en coloquios, conferencias, tertulias literarias, como las del Ateneo o el Círculo de Bellas Artes de Madrid, artículos de prensa y colaboraciones para el Teatro madrileño de La Abadía.
Defensor de la esencia del lenguaje popular y detractor del utilizado en los medios de comunicación, especialmente la televisión, como gramático ha hecho importantes aportaciones a la lingüística general, la prehistórica o indoeuropea, la grecolatina y la contemporánea. Expuso su teoría general del lenguaje en una trilogía: "Del lenguaje" (1983), "De la construcción (Del lenguaje II)", ambos libros editados en los años ochenta, y "Del aparato (Del lenguaje III)" (1999), así como en el volumen "Hablando de lo que habla: "Estudios de lenguaje", Premio Nacional de Ensayo de 1990. En 2009 publicó otra trilogía, "Elementos gramaticales", a modo de libro de texto para escolares.
Integró el Círculo Lingüístico de Madrid, junto con Rafael Sánchez Ferlosio y Carlos Piera. A finales de la década de los 80 y en los dos primeros años noventa impulsó el proyecto de la Escuela de Lingüística, Lógica y Artes del Lenguaje entre, una apuesta educativa antisistema y multidisciplinar que combatía la manipulación de conciencias y en la que gramática, matemáticas y música iban de la mano, no separadas.
Con obras publicadas en diversas editoriales, incluida sus propias Lumia y Lucina, la producción literaria de García Calvo abarca la novela, el ensayo, el teatro y, sobre todo, la poesía. A este último género pertenecen los títulos "Sermón del ser y no ser" (1972), "Canciones y soliloquios" (1976), "Libro de conjuros" (1979), "Relatos de amor" (1980), "Valorio 42 veces" (1984) y "Ramo de romances y baladas" (1992).
Entre sus más conocidos ensayos figuran, aparte del reconocido, con el Premio Nacional, "Lalia" (1973), "¿Qué es el Estado?" (1977), "Lecturas presocráticas I y II" (1981 y1985), "Contra el tiempo" (1993), "De Dios" (1996) y "Contra la realidad" (1997).
Dentro de la narrativa destacan "Eso y ella, seis cuentos y una charla" (1987); "¿Qué coños?, cinco cuentos y una charla" (1990); y "Entre sus faldas. Tres cuentos y veintiséis mensajes electrónicos" (2000).
Es autor de obras teatrales como "Iliu Persis" (1976), "Ismena" (1980) y "La baraja del rey Don Pedro" (1999). Por esta última recibió el Premio Nacional de Literatura Dramática en 1999.
Ha publicado artículos muy críticos con la sociedad actual, como "Contra la familia", "Contra la pareja", "Contra la paz", "Contra la democracia", "Análisis de la sociedad del bienestar", "Noticias desde abajo" o "Que no, que no".
Como traductor ha trabajado textos de Shakespeare ("Sueño de una noche de verano", "Macbeth" o "Edipo Rey") y otros del latín y el griego, como "Los carboneros", de Aristófanes, cuya versión fue llevada a escena en 1981.
Referencia de sus obras, en la editorial Lucina
Frente al griterio, un poco de reflexión
A FAVOR DE LOS POLÍTICOS. Y DE QUE CAMBIEN
No parece necesario insistir en la existencia ambiental de ese huracán de desafección a la política —y a los políticos— que impregna, como una sustancia viscosa que todo lo cubre y ensucia, tanto sesudos artículos como despejadas charlas de café. Leemos y oímos que la maldad intrínseca de cuanto personal se dedica al ejercicio de la representación política solo es comparable al nivel de su corrupción. Hablamos de las élites extractivas que dicen algunos intelectuales y esos chorizos que nos cuentan algunos taxistas. Que son los mismos: los políticos. ¿Pero lo son algunos? ¿Pocos, muchos, o quizá lo son todos? Todos, todos ellos sin excepción. Y por eso debe ser que el pueblo no los quiere. Así, al menos, lo dice hasta el CIS y algún que otro juez.
Son unos inútiles y unos ladrones el concejal del pueblo más pequeño y el alcalde del municipio más poblado, el diputado de Izquierda Unida en el Parlamento asturiano o la consejera de Cultura de cualquier comunidad autónoma. Los peores son los de mayor rango, los diputados, ministros y equivalentes al frente de la procesión, hilera que debería convertirse, nos dicen las almas angelicales de tanto movimiento ciudadano, en siniestra cuerda de presos, tocados con el vergonzante capirote y el cartel de “Soy político, golpéenme” colgado del cuello. ¡Cuánta justicia habría en esa reata de desgraciados pasando entre la multitud por un estrecho pasillo, recibiendo los merecidos golpes de una ciudadanía engañada y masacrada por esos seres sin escrúpulos! ¡Qué canalla ese edil, qué miserable ese director general de Sanidad, qué vileza la de esa diputada de siglas indeterminadas, que ya se sabe que todos los partidos la misma mierda son!
No importa que esos políticos hayan sido elegidos, hace apenas 10 meses, por quienes ahora les vituperan. El 20 de noviembre de 2011 votó el 68,94% del censo, exactamente 24.666.392 ciudadanos. Ciudadanos, por lo que se ve, que votaron a unos corruptos e inútiles para ocupar los escaños que posteriormente desembocarían en la elección de los cargos más representativos del Estado. Esto pasó en noviembre del año pasado, y cuando vamos a soplar la vela del primer aniversario de este Gobierno nos encontramos con la ominosa desafección.
Quizá convendría ajustar el ojo a lo que tenemos delante, monstruo gigantesco que a veces se obvia en tanto fino análisis. La carta de Poe, vamos. Por ejemplo, que parece bastante lícito pensar que este desastre se debe, en primer lugar, a quienes gobiernan. Ya ven, cosas de Perogrullo. Recordemos —basta con echar la vista atrás unos pocos meses y ahí están todas las hemerotecas a un golpe de clic— que el Partido Popular y su principal dirigente, Mariano Rajoy, prometieron que mejorarían la situación económica y que crearían millones de empleos. No hará falta recordarles que todo, absolutamente todo, macro y microeconomía, ha empeorado hasta límites difícilmente sostenibles. Sí, bien, y la herencia recibida, y la oposición del PSOE no ilusiona ni a sus votantes, y Artur Mas agita irresponsablemente las aguas, y… Decía hace poco un dirigente político que Rajoy tenía mucha suerte: cuando gobierna el PSOE el culpable es el PSOE, cuando gobierna Rajoy los culpables son los políticos. Tal cual.
Pero no nos engañemos. La mayor desafección se produce porque la gente quiere soluciones a sus problemas, y solo ve cómo día a día nuestros políticos nada pueden —y no sabemos si quieren— contra los que de verdad deciden sobre nuestras vidas y sobre nuestras, cada vez menos, haciendas. La penuria lo tapa todo. Seis millones de parados y un panorama de mayor sacrificio y ruina, sin que nadie aviente una pizca de optimismo, es imposible que genere confianza entre una ciudadanía espantada, que tiene como referencia a los portugueses o a los griegos. Pasó con Zapatero y su 10 de mayo de 2010 trágico, y desde entonces la sensación de que nuestros ministros juegan poco más que el papel de muñecos del ventrílocuo —alemán, bruselense, político o banquero— ha ido agigantándose. Hoy, además, se añade a ese desastre un Gobierno que ha cercenado cualquier tipo de participación ciudadana, que desprecia al Parlamento, donde el presidente se niega a comparecer para explicar cómo son esos pactos que se cuecen a espaldas de los ciudadanos. Y poco, sí, poco, insiste una oposición encogida, dicen ellos que por patriotismo, o por propia debilidad que suponen los más.
Pero como decía Paul Auster, “para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión”. Así que habrá que echar grandes dosis de racionalidad a lo que de verdad está pasando para acertar con el enemigo real. Para mantener la democracia, deberemos dejar de lado a quienes nunca han creído en ella, a izquierdas y a derechas, sobre todo a derechas, y salvar, en lo que podamos, a la profesión de políticos. ¿Profesión, digo? Pues claro. ¿Cuál es el problema? Hay unas señoras —y señores— que hacen un trabajo, casi siempre de muchas horas, a los que hay que pagarles. A no ser que queramos que cobren de las inmobiliarias, de las eléctricas o, directamente, de los bancos. Que es, por lo que se ve, a lo que aspira el Partido Popular y que ha empezado a hacer Dolores de Cospedal, que quiero recordarles que no es solo la presidenta de una comunidad autónoma, sino que es la segunda en jerarquía del partido que nos gobierna.
El pueblo soberano ha luchado mucho a lo largo de los siglos para lograr el pase de siervo a ciudadano. Miles y miles de personas han dado incluso su vida para obtener derechos que hoy se consideran esenciales. Pero convendrá recordar que fueron políticos —y libérenme de tener que hablar de élites o vanguardias, que no es este el lugar— quienes recogieron el encargo de ese pueblo para poder articular el fin de tanto sufrimiento y la esperanza de un mundo mejor. Políticos fueron —tras las sabidas y dolorosas movilizaciones sociales, por supuesto, sin que sea necesaria mayor insistencia— quienes plasmaron en leyes el fin de la explotación infantil o una jornada laboral humana. Políticos han sido quienes han elaborado Constituciones que reconocen derechos inseparables de la dignidad de hombres y mujeres. Y políticos fueron también quienes armaron el conjunto del Estado de bienestar. Políticos eran los que hicieron posible la extensión de una sanidad de calidad para todos. Políticos también quienes decidieron que muchos, muchísimos millones, se destinaran a educación, se acabara con el analfabetismo y todo el mundo pudiera aspirar a una educación digna. Políticos los que encargaron autopistas —o trenes— para unir a los pueblos. Políticos fueron quienes intentaron que la Ley de Dependencia ayudara a las familias que más lo necesitaban. Políticos fueron quienes hicieron posible que Juan y Francisco, o María y Manuela, pudieran casarse después de tantos años de disimulo y vejaciones. Políticos son los que…
¿Mejora de la representación política? ¿Reforma de la Constitución? ¿Listas abiertas? ¿Vitalizar un Parlamento acartonado y alejado del pueblo? ¿Oír al pueblo? ¿Prescindir de privilegios infames? ¿Echar a todos los políticos corruptos? ¿Cuidar con mimo el dinero público? ¿Trabajar para el bienestar de todos? Pues sí, claro. Pero que esas reformas, y otras muchas, las hagan los políticos honrados y capaces que elijamos en las urnas. Anatema en estos momentos, ya sé. Como señalaba Bertrand Russell, “tengo recelo del Gobierno y desconfío de los políticos; pero como es preciso tener un Gobierno prefiero que sea democrático”. Y a ese Gobierno y a los partidos de oposición a ese Gobierno hay que vigilarlos de continuo, exigiéndoles el cumplimiento de lo prometido y no soportando ni un segundo la presencia pública de mentirosos, corruptos o vendidos a intereses espurios. ¿Salir a la calle para reclamar su cumplimiento? Naturalmente. Solo faltaría.
Lo dejó escrito José Martí: “En plegar y moldear está el arte político. Solo en las ideas esenciales de dignidad y libertad se debe ser espinudo como un erizo y recto como un pino”. Así deberían ser los políticos. Esos que necesita cualquier sociedad civilizada en los inicios del siglo XXI. Seguro que los hay.
J.M. IZQUIERDO, EL PAÍS, 16/X/2012
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